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La pobreza energética es una situación que en España se ha acentuado en el último año debido al incremento de la factura de la luz. Pero ¿se habla de este tipo de pobreza cuando una familia no puede pagar los servicios de energía mínimos? La respuesta es «no», también se habla de pobreza energética cuando una parte considerable de los ingresos están destinados a saldar las caras facturas de la luz.
Es aquí donde nos planteamos hasta qué punto el aislamiento térmico puede ayudar. El propio Gobierno de España ha tildado esta situación de un «problema social que afecta a más de 3,5 millones de personas en nuestro país». Por lo tanto, no solo hace falta un plan para resolver esto ya, sino una mayor concienciación sobre la importancia que el aislamiento puede tener para afrontar este problema de pobreza energética.
El aislamiento empequeñece las facturas
El aislamiento térmico tiene muchas ventajas y entre ellas está hacer que las viviendas sean mucho más eficientes y que dependan menos de la calefacción y del aire acondicionado. Es por ello por lo que una casa bien aislada puede reducir las facturas que estaba pagando en un 50%. Un porcentaje mucho mayor que el del combustible y el que aplicarán a la luz (solamente aquellos que estén por el Mercado Regulado).
La cantidad de dinero que una familia pierde, porque están viviendo una pobreza energética, puede terminarse gracias al aislamiento térmico. Una opción que debería entrar dentro de los planes para terminar con esta situación, ya que el momento actual que estamos viviendo es grave. Se trata de circunstancias muy delicadas para muchas familias que destinan una gran parte de los ingresos a pagar facturas.
No es un parche, es una solución
Contrariamente a medidas como determinadas ayudas o esa reducción de la luz que solo beneficiará a unos pocos (pues solo hay que ver titulares como los de EuropaPress «Más de 1,2 millones de personas se pasaron del mercado eléctrico regulado al libre en 2021, según la CNMC») el aislamiento térmico no es un parche, sino una solución a largo plazo que beneficiará a la economía de muchas familias.
Tripomant, por ejemplo, es un aislante duradero que tiene unas características especiales para garantizar, año tras año, un ahorro importante en la factura de la luz. Es imputrescible, inatacable por insectos, resistente a productos químicos y mucho más. La inversión en un aislamiento térmico evitará depender de la calefacción o del aire acondicionado y disfrutar de una calidad de vida dentro de cualquier hogar mucho mayor.
La pobreza energética tiene nombre y apellidos
La pobreza energética tiene nombres y apellidos de todas esas personas que no están pudiendo afrontar esta subida en el coste de vida a todos los niveles. Si bien en el 2020 se lanzaron ayudas en Galicia, por ejemplo, para mejorar el aislamiento térmico de las viviendas, ahora esto es primordial. Una situación que hay que dejar de ignorar porque la pobreza energética existe y si no se le pone freno empeorará.
Está claro que todavía son muchas las viviendas que cuentan con un aislamiento deficiente, pero ya hemos visto muestras a lo largo de estos años de que tiene una gran importancia. Esas ayudas se pensaron muy bien antes de ser lanzadas y es que el aislamiento es el futuro. Tanto por todas esas familias que lo están pasando mal como por el propio medioambiente al que llevamos tiempo dejando en un segundo plano.
Aislar las viviendas sociales ¿un primer paso?
El Gobierno de España ha lanzado un plan para abordar la pobreza energética entre 2019 – 2024. Entre las medidas está la de aislar las viviendas sociales, un primer paso que en Tripomant nos emociona. Las familias más vulnerables disfrutarán de todas las ventajas y del ahorro que supone disfrutar de un aislamiento de calidad. Es el momento de invertir en aislamiento térmico, una inversión con múltiples ventajas de cara al futuro.
En Tripomant contamos con un aislante de alta calidad, resistente al paso de los años, que permite ganar superficie habitable y que se adapta a las necesidades de familias, pero también de profesionales. Es una inversión para el futuro que supone un gran ahorro. Porque una casa pasiva es un modelo de vivienda que se verá, cada vez, más.
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